CELOS INFANTILES Y RIVALIDAD ENTRE HERMANOS: cómo entenderlos y manejarlos

¿POR QUÉ APARECEN LOS CELOS INFANTILES?

Los celos forman parte del desarrollo psicológico normal del niño. Se trata de un estado emocional caracterizado por el MIEDO, ellos lo viven con una sensación de frustración al creer perder o ver menguados el cariño y la atención de sus figuras de apego, que generalmente son sus padres.

Muchos niños sienten celos hacia uno de sus progenitores. Por ejemplo, cuando los padres se abrazan o se besan, algunos niños se enfadan y lo expresan con gritos o llorando para impedirlo. Esto ocurre al entrar en la etapa edípica, entre los 3 y 5 años, cuando aparece la figura del tercero. También pueden manifestarlos hacia sus hermanos, primos o amigos, siendo un tema habitual en la llegada de un nuevo hermano y un clásico de las consultas psicológicas. Se estima que los celos afectan alrededor del 50% de la población infantil, con mayor incidencia en los niños que en las niñas, y que más del 90% de los niños manifestarán celos en mayor o menor grado ante el nacimiento de un hermano.

SIGNOS DE CELOS Y RIVALIDAD ENTRE HERMANOS

Los niños pueden expresar los celos de diferentes maneras. Por lo general, suelen presentar los siguientes signos, que en muchas ocasiones alertan a los padres:

    • Cambios de humor repentinos, alternando infelicidad o tristeza con enfado (los niños confunden mucho estas dos emociones), junto a frases como: “ya no me quieres”, “nadie me hace caso”.
    • Aparecen nuevas conductas, como pérdida de apetito, cambios en los patrones de sueño, y algunas regresivas, como escapes de pis en la cama, volver a usar un lenguaje infantil, terrores nocturnos, coger el chupete del hermano y ponérselo, o incluso mostrar interés por mamar del pecho de la madre o ser acunado en brazos.
    • Aparición de conductas disruptivas que antes no se daban o que aumentan en intensidad, como negativismo, terquedad o dificultad para obedecer. Es habitual que nieguen sus propios errores y culpen a otros, generalmente al hermano (aunque sea imposible por la edad). Muchos padres describen estos episodios diciendo: “siento que me hecha un pulso cada día”. 
 
 

CÓMO REDUCIR LOS CELOS Y LA RIVALIDAD ENTRE HERMANOS

La sabiduría popular dice que lo mejor para los celos es “tratar a todos los hijos por igual” Y no es así, porque cada hijo tiene unas particularidades y unas necesidades especiales, con lo que tratarlos a todos por igual, en realidad, puede ser injusto y de hecho favorecer la aparición aún más de los celos. Algunos consejos:

    • No compares, trata a tus hijos como lo individuos únicos que son. Nunca olvides (ni tan si quiera en esos momentos tan locos) que sus personalidades y necesidades son diferentes. Evita que sientan que deben competir por amor o atención.

    • No castigues Si castigamos en ese momento, se sentirá aún más enfadado, frustrado y resentido hacia su hermano. Además, cargará con el doble pesar: el disgusto con su hermano y el castigo de sus padres. Lo adecuado es dejar claras las consecuencias aplicando consecuencias naturales (ocurren de manera espontánea, sin intervención adulta. Por ejemplo, si llueve y no llevo paraguas, me mojo. Si rompo el juguete de mi hermana, ya no podremos jugar con él.) y lógicas (requieren la intervención del adulto, pero a diferencia del castigo, están vinculadas a la acción. Por ejemplo, si los niños no quieren recoger su habitación, se les explica que no se hará por ellos y la consecuencia es convivir con el desorden hasta que decidan ordenarla o pidan ayuda.) y hablar luego de forma más calmada de lo ocurrido.

    • Pasa tiempo con tus hijos individualmente. Fija un momento exclusivo cada día con cada uno de ellos. Si no es posible, procura brindarles la misma atención durante los ratos familiares.

    • Sé un modelo. Muchos padres se quejan de que sus hijos no gestionan bien las emociones, sin darse cuenta de que los pequeños suelen reproducir lo que ven en casa. Si notas que te alteras, diles que necesitas tomarte un descanso y sal unos minutos a tranquilizarte. Verbaliza tus emociones y las de tus hijos. Es normal estar enfadados y, al mismo tiempo, querer mucho a los hermanos. Ayúdales a asumir estas contradicciones.

    • No le relegues a un segundo plano. No es solo lo que haces, sino lo que dices. La forma en que los padres se expresan puede tener un gran impacto. Por ejemplo, si tu hijo te pide ayuda mientras das de comer al bebé, no le digas: “no puedo porque estoy alimentando a tu hermano”, porque se sentirá desplazado. Mejor dile: “enseguida te ayudo, en 10 minutos estaré contigo”.

    • Enséñales sobre la empatía. Ponerse en el lugar del otro ayuda a prevenir y resolver discusiones. Mantén una buena comunicación para evitar malentendidos que pueden provocar rabietas o peleas.
 

CUANDO SURGEN CONFLICTOS ENTRE HERMANOS

    •  No tomes partido, No intervengas al primer instante. Anima a tus hijos a resolver las cosas entre ellos. Puedes servir como moderador o sugerir soluciones, pero dales autonomía. Cuando hay un adulto presente, los niños tienden a delegar la responsabilidad en él.

    • Establece límites, sobre todo frente a la agresión. Si hay violencia, céntrate primero en el agredido. Es quien necesita más ayuda y, además, así evitas reforzar la conducta del agresor, que no consigue la atención buscada. En lugar de culpar con un “¡has arañado a tu hermano!”, céntrate en la víctima: “vaya, ese arañazo debe doler mucho, vamos a limpiarlo con agua”.
 

✍️ Esmeralda Armada Ortega
Psicóloga infantil – Col. Nº M-29040

Esmeralda Armada Psicología